Caminó por la escaleras con una bolsa con bebidas,
y dos yogurt de piña en la mano, ella llevaba unas hamburguesas para almorzar,
entraron al departamento que estaba ordenado, no había mucho que hacer, por lo
que se sentaron a almorzar, no lo hacían hace mucho rato solos, alejados de
todos, por lo que había que disfrutar la comida chatarra del día.
Hace mucho que no estaban solos y juntos, se
echaron en la cama, con el viento entrando por la ventana del balcón y la luz
de sol que se colaba como fisgón, de tan esperado encuentro. Fue un masaje para
ella en su espalda lo que rompió el hielo, la barrera del tiempo, se sentía como
la primera vez, con timidez de los dos, pero con ganas de sentirse quizás como
la primera vez, pero ya conociéndose un poquito más.
El yogurt de piña era el ingrediente mágico del
encuentro, se sacaron la ropa y ella se poso sobre él, luego de un jugueteo de
labios y de roces provocadores que encendieron con llamas inextinguibles el
lugar, el estaba excitadísimo, ella estaba húmeda como una mañana de primavera,
fresca, radiante. Ella tomo el yogurt y lo abrió mirándolo a los ojos, avisándole
con su cara de picara sensual, lo que le iba a hacer, tomo su miembro con una
mano y con la otra dejo correr el yogurt de piña, llevándolo a su boca y recorriéndolo
una y otra vez. El simplemente abría y cerraba los ojos y por primera vez desde
que estaban juntos, sintió que ella lo hacía suyo, lo poseía, lo tomaba para sí,
sin dejarlo escapar, dejando correr una y otra vez el yogurt sobre él, haciéndolo
sentir que ella lo estaba marcando como a su toro, con fuego.
Luego de un largo o corto rato, el tiempo era
irrelevante, ella lo miro y le dijo, “ahora me toca a mí”, él agradecido de esa
solicitud, tomo el yogurt y lo esparció en sus “pechugas”, que él las hacia
suyas, las llevo a su boca sintiendo la suavidad de su piel y la dureza de su pezón
con sabor a piña, una y otra vez la una y la otra, sintiendo como la
respiración de ella se aceleraba como si fuese la primera vez. Él bajo hasta su
entre piernas, besando lo que él llama tiernamente “sus jamones”, y tomo posesión con su lengua, de sus labios húmedos
y con el yogurt en la mano dejo caer un hilo sobre ellos, sintiendo como el
cuerpo de ella se estremecía con la baja temperatura del yogurt y su lengua bebiéndolo.
El quería hacerla sentir lo mismo que él había sentido, quería que ella sintiera
que él la tomaba para sí y la hacía suya.
Subió por sus piernas, a su vientre y se adentro
sobre su húmeda entre piernas, sintiendo como si fuera la primera vez, pero ahora
con más confianza y conocimiento, la miraba mientras ella disfrutaba, se
reflejaba en sus ojos viendo como él disfrutando de esta primera vez.
Fue un encuentro quizás no distinto a otros, pero
era necesario vivir una historia que los reencontrara entre sí, con magia con
entrega, ya que son cinco minutos, cinco horas, cinco días, cinco semanas o
cinco meses que ya están juntos, el tiempo es tan irrelevante que quizás sean
cinco eternidades las que han estado juntos.
Oh cariño amo tu manera de ser, cada día
Quiero decirte que me encanta tu forma de ser,
cada día
Quiero estar contigo día y noche
Baby I love you way
Baby I love you way