Alguna vez escuche que para que
las cosas se queden grabadas en nuestra mente uno tiene que decirlas tres
veces, aun mas los publicistas dicen que un mensaje que se repite trece veces
termina por quedar guardado en nuestro subconsciente y creo que mi mensaje a
pesar de haber sido dicho más de 3 y más de trece veces no logre que quedara ni
en tu mente, ni en tu corazón.
Creo que uno en la vida tiene
muchas opciones para ser feliz, y eso entendiendo que veo la felicidad como una
forma de viajar y no como una meta.
Te conocí un día de octubre, salimos a bailar
un día de octubre y finalmente al parecer tenía que perderte un día de octubre.
Fue un año maravilloso, como pocos que recuerdo en mi vida, aunque casi ya
cumplo cuatro décadas de vida, aprendí contigo más cosas que en todo mi
recorrido, me enseñaste que uno más uno es más que dos, es compenetrarse, me
enseñaste que las cosas hay que decirlas más directamente porque el omitirse
finalmente es perder la oportunidad, me enseñaste que hacer el amor es más que
hacer sentir al otro, es sentir juntos.
La vida nos da oportunidades de
ser feliz y nosotros no nos damos cuenta cuando esta nos toca el hombro, somos
animalitos de costumbres, creemos que todo aquel que está a nuestro lado
terminara hiriéndonos.
Me convertiste en toro, en tu
torito, fuerte protector, grande y en
este momento sentado sobre esta silla, con el teclado en frente no soy más que un
cachorro, cabizbajo, débil y con los ojos nublados con dificultad para escribir
y contar lo que siento hoy por ti.
Te amo, Te amo, Te amo… No puedo
decir más que tres veces te amo, para que se grabe en tu mente y corazón,
porque así lo siento. Creo que estas líneas escritas en los últimos días de
octubre serán la llave de la historia más hermosa de amor que empezó como un
juego, alejándose de mi lado cuando dormíamos, y que termino acurrucados
haciendo cucharita.