viernes, marzo 28

Un Momento bajo las Sabanas



Hay momento y espacios en los cuales las parejas de enamorados se reúnen para entregarse al arte del amor, momentos en los cuales dos cuerpos se sienten, sudan, respiran, se frotan, se poseen, se exploran, se descubren, se aman. Siempre he creído que el peor lugar para hacer el amor es una cama, es un lugar incomodo, con pocas posibilidades para hacer ángulos, es más bien floja la cama, hay cosas que parecen ser inútiles pero que al final son los mejores lugares para hacer el amor.

Esta historia es en una cama, pero es extraordinaria porque es en estos momentos en los cuales las camas se vuelven útiles para el amor, simplemente porque debajo de las sabanas dos cuerpos pueden ocultarse, y si saben moverse y buscar el ángulo apropiado que además es difícil de encontrar, podrán gozar de una manera difícil de describir y relatar, pero trataremos de hacerlo y de contarlo como a mí me lo contaron.

Fue en la casa de los padres de ellas, luego de un largo día de viaje y de actividades, como eran visitas tenían que adecuarse a los espacios y las camas existentes, y simplemente se dieron los mejores espacios para descansar, una cama grande y cómoda en una habitación compartida con algunas otras personitas, es decir en la habitación no estaban solos, pero en la cama sí. Se acostaron a descansar, sin pensar que algo podría pasar esa noche, el no quería ser atrevido, por lo cual, miraba la televisión mientras el resto se dormía. Al pasar del tiempo, con su mujer al lado, apagaron la televisión y se sumergieron bajo las sabanas, besándose tiernamente, suavemente, aumentando la intensidad y entregándose al calor de las manos y al jugueteo de estas. Se acercaron a sus entre piernas tomando y acariciando sus pieles y sus partes intimas, quizás no tan intimas para ellos, se comenzaron a excitar ya no existiendo limites a lo que sucedía bajo esas sabanas. 

Como pudieron y buscando la mejor forma y con la ayuda de los dos, lograron introducir el miembro de él dentro de la calidez y humedad de los suaves labios de su vagina que lo acogían en el silencioso acto que se aproximaba. Comenzaron a moverse en forma agitada pero reprimiendo sus respiraciones y sus gemidos aplacados por sus labios mordidos, moviéndose sin que nadie en esa habitación se diera cuenta que bajo esas sabanas se consumaba el acto de al amor y la pasión. Sin darse cuenta como, pero si sabiendo que los dos querían, llegaron al momento en el cual juntos se aproximaban al momento de la máxima excitación y de la explosión del placer, en donde ambos acostumbraban a liberar su respiración y sus gemidos, pero que en este momento no podían hacer. Acababan juntos, llegaban al orgasmo juntos, mordiendo las sabanas, los labios y todo lo que fuese necesario para que nada se escapara al silencioso ambiente de la habitación.

Terminaron exhaustos, muertos por la energía liberada, pero guardada silenciosamente, se sintieron húmedos se rieron un poco por la locura vivida, se abrazaron, se amaron y se entregaron al sueño y al silencio de la habitación, solo roto por la pasión liberada bajo las sabanas y la oscuridad de aquella habitación.

Me enseñaste que cualquier momento es bueno para hacer el amor, lo sabia pero se me había olvidado, me has hecho redescubrir la palabra amor con pasión y sexo, juntos se que somos capaces de todo.